Han pasado ya dos años desde que los talibanes se hicieron con el control de Afganistán, tiempo durante el cual han impuesto el ataque más completo, sistemático y sin parangón contra los derechos de las mujeres y las niñas. A través de más de 50 edictos, órdenes y restricciones, los talibanes no han dejado ningún aspecto de la vida de las mujeres sin tocar, ninguna libertad a salvo. Han creado un sistema basado en la opresión masiva de las mujeres que se considera, con razón y de forma generalizada, un apartheid de género.

El trabajo de ONU Mujeres en Afganistán está anclado en nuestra relación con las mujeres afganas. En repetidas ocasiones las he escuchado directamente de ellas, incluso durante mi misión a Afganistán a principios de este año. Me han hablado a mí y al mundo de las formas en que estas acciones son equivocadas, crueles y, en última instancia, contraproducentes. Menosprecian a las mujeres y a las niñas de Afganistán, y al pueblo afgano al que arrebatan su contribución.

Esta flagrante violación de los derechos básicos, derechos con los que la comunidad internacional ha proclamado sin ambigüedades su compromiso, nos perjudica a todos y cada uno de nosotros en toda la familia humana. Estas son nuestras hermanas. Están sufriendo. No podemos ni debemos aceptarlo. Debe terminar ahora.

A pesar de estos retos, las mujeres afganas también me dicen que no se rendirán ni claudicarán. Seguirán liderando la lucha contra su opresión. Frente a las circunstancias más hostiles, denuncian las violaciones, prestan servicios vitales, poseen y gestionan empresas y dirigen organizaciones de mujeres. Su valentía debe inspirarnos para una acción mayor, su ejemplo para una determinación renovada.

Pido a todos los actores que se unan a nosotros para apoyar a las mujeres afganas en todos los sentidos, elevando sus voces, prioridades y recomendaciones, financiando los servicios que tan desesperadamente necesitan, apoyando sus empresas y organizaciones. Insto a la comunidad internacional a que siga ejerciendo toda la presión y empleando todos los medios a su alcance para presionar en favor del cambio, incluso respondiendo al llamamiento de la comunidad humanitaria y financiando plenamente el llamamiento humanitario para Afganistán.

Insto a los talibanes a que reconsideren y sopesen el coste de estos actos para el presente y el futuro de Afganistán. Y reitero el compromiso firme e inquebrantable de ONU Mujeres con las mujeres y las niñas de Afganistán.